lunes, 16 de noviembre de 2009

UN CUENTO PARA CONTAR

Se quedó Con la mirada perdida por aquella diminuta ventana observando como el día se iba muriendo, convirtiéndose en un espacio inmenso que la inquietaba.
Sentados sobre sillas de madera y alrededor de una mesa del mismo material, se hallaban tía Lola su esposo y su veintena de hijos, el viento silbaba y se daba paso por hendijas de puerta y ventana, llevando un fresco a los habitantes de aquel lugar, que soportaban el sopor que había dejado la tarde. Una vela ondeaba su llama formando en las paredes figuras fantasmagóricas, dejando ver las caras cadavéricas de aquella familia, que se reunieron un instante antes de irse a acostar para hacer una oración, lo que dio por terminada la jornada de ese día. Uno a uno se fue despidiendo para irse a la cama.

Los grillos y las chicharras iniciaron un concierto en la noche, e hicieron perder la conciencia de los habitantes de la casa, quienes empezaron a volar entre sueños de hadas y duendes que los acompañaban en ese eterno momento y se cristalizaron por un instante en la realidad. Unas manos diminutas acariciaron el rostro de la tía Lola, una criatura de escasos cincuenta centímetros, de aspecto apacible, de mirada indescriptible, de cuerpo casi transparente y algo esplendente, adornada con diminutas flores amarillas que rodeaban su cuerpo, empezó a jugar ante ella como si niño fuera; este ser de extraña procedencia logró inquietar a tía Lola, solo la naturaleza aun sin llegar el alba y queriendo dar gracias a Dios por otra oportunidad de vida que le daba, la hicieron despertar , al abrir sus cristalinos ojos verdes y con mirada ansiosa trato de ver, aun en la oscuridad, a aquella criatura pero su búsqueda fue infructuosa , pues no halló rastro alguno de ella..

Muy temprano los gallos anunciaron el nacimiento de un nuevo día, las gallinas con su cacaraqueo advirtieron la puesta de los huevos para el desayuno. Ese día se levantó muy temprano y se dirigió a la molienda para sentir el olor de la panela y el fresco que despiden la hierba, las hojas de los árboles y sus frutos, ese olor que se le adentró en el alma y nunca mas quiso volver a salir de allí.. De regreso a casa tía lola la recibió con una buena taza de café, “los tragos” decía, e inmediatamente después, tía emprendió el camino al pueblo en busca de víveres, con Víctor y azucena, no sin antes despedirse de cada uno de los miembros de su familia con un abrazo inolvidable y casi eterno “como presagiando algo” contó tiempo después María. Tomando el café y desde el jardín de la casa se quedó observando como los arboles y la maleza escondía la silueta desgarbada y ligera, también la de sus acompañantes que parecían grillos saltando a su lado y que en pocos minutos se perdieron de su vista.

De pronto se percató del ruido del rio que la invitaba a refrescar su cuerpo; el calor era mas sofocante cada día y con sus primos Alberto, María, Josué, Tarsicio y otros más corrió como el viento hacia las aguas cristalinas que mojaron sus pies y se escaparon por entre los dedos de sus manos. Una llovizna diminuta empezó a caer y los obligó a salir de allí, esto le produjo angustia, , anhelaba quedarse dormida sobre esas refrescantes aguas, pero le era imposible, solo los peces tenían ese privilegio. De regreso a casa, corrió por el campo creando historias llenas de fantasía, alimentadas en otro tiempo por la tía Lola, en las que los sueños y su casita en la cual solo cabían ella y sus amigos imaginarios, se convertían en realidad. Caminó en compañía de sus primos por entre esos guaduales tan altos que podían tocar el cielo, escuchando la terquedad de ese rio que nunca se silenció, que esperaba que todos se dieran cuenta que estaba allí, el ruido de las hojas secas en aquel verano y la mezcla de hojas y arena junto al rio que no producían ruido alguno , pero expedían un olor a humedad le invadieron todo su ser. Al pasar por el puente colgante hecho de manera muy artesanal para facilitar el paso de los pocos habitantes de ese lugar o para los visitantes que quisieran darse la oportunidad de conocer uno de los paraísos terrenales, le produjeron cierto temor, pues este se movía de lado a lado al paso de ellos. Allí en ese paso fue donde María preguntó por Alberto, quien no se hallaba con los demás. Al regresar para buscarlo lo hallaron jugando muy entusiasmado con un hombrecito muy pequeño casi transparente vestido con pétalos de flores, eso contó al llegar a casa, nadie logró entender como solo Alberto pudo verlo. En ese momento el niño solo contaba con cuatro años.

Tía lola era muy flaca con un estomago protuberante, con escasos 1.50 de estatura , piel trigueña y curtida por el sol, ojos verdes cristalinos , rostro delgado y descubierto de cabellos que demostraban su personalidad, transparente como su alma. Siempre se le veía Como hormiga que trabaja todo el tiempo sin descanso, preparando la comida, arreglando la casa y otros menesteres propios del campo, con una sonrisa perpetua en sus labios que reflejaban la pureza de su espíritu. Así la recordó aquella noche.

Ya de regreso del pueblo La oscuridad había caído, solo la luna con su luz tenue permitía Versen las caras. El rio rugía con una furia amenazadora, la lluvia lo había alimentado toda la tarde , el viento y la llovizna que aun caía refrescaba sus frentes, los arboles de guadua se mecían amenazantes de lado a lado , un presentimiento invadía sus corazones ; La tía Lola , se adelantó para cruzar el puente colgante que les permitiría cruzar al otro lado del rio, caminaban uno detrás de otro, los chirridos del puente se confundían con los ruidos del rio, que clamaba por mas alimento pero ya no de lluvia sino de almas. Ya casi alcanzaban el otro lado cuando unos gritos desesperantes interrumpieron la sinfonía de la naturaleza. El puente cansado de soportar el peso de transeúntes durante muchas décadas se vino abajo y con él tía Lola, Azucena y Víctor. La luz de la linterna que llevaba tía en su mano se reflejaba temblorosa sobre los matorrales y los arboles de aquel lugar. Todo era Confusión, la furia de las ondas del rio los arrastraba sin piedad, golpeándolos contra todo lo que se interpusiera en su camino, muchos metros rodaron en aquellas aguas enfurecidas; después de algún tiempo de resistir a no morir ahogados Azucena y Víctor lograron salir de aquella pesadilla. Y vieron a Tía Lola que siguió el cauce de aquel rio, hasta perderse y junto a ella observaron algo que la jalaba de un brazo y que Expedia unos rayos de luz, tal vez era aquella criatura de la que siempre habló y que no se resignó a perderla y decidió llevársela aquel domingo. Así desde aquella diminuta ventana sus pensamientos evocaban el día que la vio por última vez, tratando de comprender la razón por la que aquella criatura con la complicidad del rio se la había llevado para siempre.

Fin

Olimpa Bernal Hernández

LA SISTEMATIZACIÓN

Sistematizar es un proceso de la organización permanente de información, que busca saber cuales han sido los logros alcanzados en el ejercicio de algún ámbito social cultural, pedagógico, político etc. La sistematización permite tener un orden lógico entre los datos arrojados, los pensamientos construidos, las actividades realizadas y la información que gira alrededor del objeto de estudio o grupo focal.
Cabe aclarar que la sistematización, no hace parte del discurso descriptivo, ni narrativo, puesto que este no clasifica las experiencias como categorías comunes, sino que por lo contrario tiene como objetivo, fomentar un pensamiento critico y analítico de las mismas.

Así mismo, el sistematizar implica romper la rutina mecánica en la que se suele trabajar en los diferentes campos de acción, pues permite utilizar las herramientas de los avances tecnológicos con sus diferentes programas como lo son: Excel, Datalley, entre otros de gran utilidad. Desde esta perspectiva la sistematización busca el diálogo con el propio saber, el cual permite ganar control sobre el ejercicio de los procesos que se dan y los resultados que se tienen de ellos.

Por consiguiente, este ejercicio permite validar preguntas, hallazgos, análisis, explicaciones y propuestas con los protagonistas de la experiencia que se lleva a cabo y en donde ella contribuye como puente entre la teoría y la misma práctica, desde un conocimiento singular y particular.

Finalmente, se puede concluir que la sistematización permite dar un orden lógico a un proceso de acción-conocimiento compartido, que facilite la lectura de la información de manera eficaz.